Cuando el espacio, sin perfil, resume con una nube su vasta indecisión a la deriva...
¿Dónde la orilla?
Jorge Guillén
Una soleada mañana de 1939, el diplomático inglés Harold Nicolson anotó perplejo en su diario: “Cuando bajaba caminando al lago para bañarme, apenas podía creerme la sincera indiferencia de los cisnes hacia la segunda guerra mundial”. El fragmento me ha recordado este viaje hasta los confines del universo conocido que reprodujeron en el American Museum of Natural History. Cuando lo vi hace algún tiempo, debí de guardarlo en el doble fondo de la memoria. Y ahora ha regresado su imagen, invariablemente asociada a una palabra y a una sensación.