22 de diciembre de 2023

Las manos


Las manos minerales que erigieron las cavernas en catedrales, las manos coloradas que graban la inocencia en cartulina, las manos agrietadas que surcaron la tierra y los mares, las manos temblorosas que rozan las manos que ansían, las manos unidas que descubrieron la potencia de ser todas, las manos generosas que sostienen nuestros pasos. Las manos que nos hacen humanos. Las manos que abrigan, las manos que arreglan, las manos que amasan; las manos que empujan, que escriben, que abrazan. Las manos que recuerdan y las manos que, estrechándose, se convierten en promesa.

Démonos las manos.

Feliz 2024

17 de enero de 2021

Última noche (Recuerdos del mundo de ayer, 1)

De la fotografía: © Franck Bohbot.
Un día de finales de junio di con una lista inacabada de restaurantes neoyorquinos que habían cerrado a causa de la pandemia. Empecé a ojearla y no tardé en detectar dos nombres que me resultaban familiares: eran los de los locales donde pasamos nuestra última noche allí, hace tres años.

10 de enero de 2021

Guastavino y Guastavino

De la ilustración: © Carmen M. Cáceres, Vida de Guastavino y Guastavino, collage digital.
¿Es toda biografía inevitablemente una ficción? Quizá sí, siempre que no confundamos la historia con la ciencia y la ficción con la fantasía. La biografía nos proporciona un espejo, quizá una ventana, para confrontar nuestra identidad y nuestra finitud; la ficción nos transmite verdades esenciales, aunque no estrictamente factuales; y ambas poseen la capacidad de sorprendernos, de “contar como si fuera la primera vez algo que parecía que ya había agotado su capacidad para ser dicho”, como escribió Rafael Chirbes. Cuando son artes de la memoria, la biografía y la ficción comparten además el mismo objetivo: presentar una realidad ausente, ya sea imaginada o desaparecida, y actuar de mensajeras entre el recuerdo y el deseo.

El tiempo regalado


En el año que dejamos, hemos tenido mucho tiempo para pensar sobre el tiempo: sobre las formas que le damos, las figuras en que se encarna, las liturgias que lo escanden y su carencia. El tiempo del confinamiento, homogéneo e informe, sin efemérides ni días fastos, al margen casi del calendario, ha sido un tiempo espeso, incluso plomizo, que sin embargo no ha cristalizado en experiencias o expectativas igualmente densas, porque no hemos podido moldear el magma en que se ha convertido.

22 de noviembre de 2020

El último comienzo

La historia se descompone en imágenes, no en historias.
Walter Benjamin
Siempre, ante la imagen, estamos ante el tiempo.
Georges Didi-Huberman
Llega un momento en que la conciencia del paso del tiempo se acrecienta con la evidencia de la desaparición: de los maestros, los familiares, los amigos, e incluso de un mundo; un momento en que ni la mente ni el cuerpo pueden alcanzar lo que ven alejarse sin remedio, “como un buque que va deslizándose por el borde del muelle”. Hallándose en tal circunstancia, el narrador de la falsa autobiografía de Félix de Azúa hace inventario de recuerdos, de las imágenes que guarda, sin las cuales “el tiempo se haría invisible y podría recorrerse todo él en un guiño”. Busca especialmente las imágenes de su entrada en la edad de la razón, aquellas que responden a la pregunta: ¿cómo empecé a saber lo que sé? Es su gesto iniciático ante la muerte; el último comienzo.

2 de julio de 2020

Luz en la edad oscura (Cuaderno de cuarentena, y 6)

Miles de kilómetros de tuberías en el interior del centro de datos del condado de Douglas (Georgia).
Fuente: Centros de datos de Google.

Ahora que todavía estamos acostumbrándonos a salir de casa con cierta normalidad, aunque nos pesen las mascarillas, nos abrume el sol y no entendamos muy bien algunas prisas por recuperar rutinas que se han revelado contingentes, pongo fin a este cuaderno de cuarentena con el comentario de una lectura reciente que dibuja algunos trazos del mundo en el que tendremos que vivir y resistir: La nueva edad oscura de James Bridle.

25 de abril de 2020

Los recuerdos en polvo (Cuaderno de cuarentena, 5)

De la ilustración: © Marc Pallarès.
A veces, el presente nace en la última catástrofe: cuando una línea de sombra separa nuestro tiempo del que ha de quedar atrás. Ayer, en la edad de la inocencia, “mirábamos al futuro, o cuando menos a las siguientes cinco o seis horas, y no nos sentíamos demasiado perseguidos por nuestros fantasmas, que compartíamos”. Creíamos que seguiríamos siendo los de siempre, que no cambiaríamos o no lo suficiente como para dejar de vernos o al menos de llamarnos, y que en ese mundo que se abría como una flor para nosotros permaneceríamos cerca a pesar de estar lejos.