13 de marzo de 2014

Ante el horizonte

Gerhard Richter, Landschaft bei Hubbelrath, 1969.
En los años setenta, Reinhart Koselleck quiso tomar el pulso al tiempo histórico capturando la tensión entre ‘experiencias’ y ‘expectativas’. La experiencia, apuntó, es un pasado presente, que puede ser activado o recordado de forma intencionada o inconsciente, en tanto que la expectativa es un futuro presente, imaginado a través de la esperanza y el miedo, de la voluntad, el deseo, la curiosidad o la adivinación. Ambas son categorías recíprocas, pero no simétricas, porque el antes y el después nunca se sueldan ni comparten sustancia. La experiencia conforma un espacio, un conjunto que reúne en un mismo plano diversos estratos de tiempo, mientras que la expectativa dibuja un horizonte, un límite, una línea tras la cual un nuevo espacio de experiencia se vislumbra, pero aún no se puede contemplar.

24 de diciembre de 2013

Volver


Concebimos, algunas veces, el tiempo como una flecha, y decimos entonces que es como el rayo que no cesa, que es fugaz e incluso vuela. Que se pierde y no se recupera. Otras veces, en cambio, el tiempo nos parece más un bucle, pues percibimos que vuelven los instantes y las cosas, como el día tras la noche o la vigilia después del sueño, como las estaciones del año o las vacaciones, como los aniversarios o las celebraciones, o como estas fiestas.

19 de noviembre de 2013

Songs of Remembrance (Dear Marie)

En Origen, la película de Christopher Nolan, una canción se filtra por los estratos de un sueño como el agua por las anfractuosidades de una cueva. La voz de Édith Piaf en Non, je ne regrette rien es el cordón umbilical que une el espacio segmentado de lo onírico con el mundo de la vida. El gesto no carece de ironía, toda vez que la letra de esa música mensajera invita a reírse del pasado y a reducir a cenizas los recuerdos. A olvidar para volver a empezar cimentando el futuro sobre la zona cero de la amnesia. En Blade Runner, de Ridley Scott, Rachel tienta unas notas al piano sin saber si podrá tocar, pues ha descubierto que las lecciones que tomó son sólo un recuerdo implantado. Sin embargo, al cabo eso importa poco, porque al tocar ella enciende una imagen del pasado y la hace suya, y al deslizarse por las teclas sus dedos incorporan un saber que se había vuelto extraño, unheimlich. Entonces surgen del piano las notas nocturnas que transforman el silencio del pasado en el sonido del tiempo recobrado. Y en Casablanca, la obra maestra de Michael Curtiz, Rick tiene prohibido a Sam que vuelva a tocar As time goes by, la canción que compartió en París con Ilsa años atrás, porque siente que el tiempo ha dejado de pasar al compás en que antes lo hacía, y algo de sí mismo permanece encallado en el espacio que fue de ambos. No sorprende, así, que no desee enfrentarse a esa melodía que le invade sin filtros y le deporta desarmado a las horas que fueron su dicha, hoy estragada.

27 de agosto de 2013

Si aquel día en algún lugar cerca de Salinas

Redescubro a Janis Joplin gracias a Hans Ulrich Gumbrecht, un original teórico de la literatura nacido hace sesenta y cinco años en Alemania, estudiante en media Europa y después profesor en Norteamérica, que en su último libro traducido ha querido acercarse a los estados de ánimo —o Stimmungen— que transmiten ciertas creaciones del espíritu. Por ejemplo, algunas pinturas de Friedrich, los sonetos de Shakespeare o una novela de Diderot, y obviamente, esta canción grabada por Joplin pocos días antes de su muerte, en octubre de 1970.


28 de febrero de 2013

Las solidaridades misteriosas


Claire Methuen trabaja de traductora en Versalles. Domina más de quince idiomas. Cuando vuelve a Dinard, a la Bretaña francesa donde pasó su infancia, tiene cuarenta y siete años. En el mercado se encuentra con su antigua profesora de piano, la señora Ladon, que le ofrece quedarse en su casa unos días. Claire acepta, posterga el regreso, y no tarda en sentir la necesidad de reconocer todo lo que vivió en ese lugar. De recuperar todo lo que allí descubrió del mundo. Dedica largas horas a caminar por las calles, la escalinata, los senderos, a observar las fachadas, los jardines, los taludes, para recobrar las granjas, los recodos, los arroyos. Y todos los nombres. Hasta que, al cabo, en el fondo de su memoria un relámpago ilumina el accidente primigenio de su vida.

27 de enero de 2013

Metarrecuerdo


El 27 de enero es una fecha señalada en mi calendario sentimental. Es, además, el día internacional en memoria de las víctimas del holocausto, el aniversario de la liberación de Auschwitz, oscuro y frío emblema de aquel ‘universo concentracionario’. Un mundo de espanto al que perteneció también el campo en el que transcurre la historia que deseo contar. La instalación se emplazó en la colina de Ettersberg, cerca Weimar, y estuvo operativa hasta abril de 1945. Empezó a construirse diez años antes en medio de un hayedo, que desapareció cuando se arrasó el terreno para levantar barracones y alambradas. Pero el recuerdo de lo que una vez fue ese paisaje ahora depuesto permaneció agazapado en el nombre que dieron al campo de concentración: Buchenwald, o ‘bosque de hayas’.

24 de diciembre de 2012

Ingenuidad aprendida


El niño nace y mira el mundo. Tiene ante sí un universo de formas fantásticas, misteriosas y mágicas que poco a poco toman cuerpo y dejan huella. Los ojos del niño descubren cada día cosas nuevas. Él aprende, pero no deja de asombrarse, porque dichosamente su mirada todavía no distingue lo maravilloso de lo cotidiano.

25 de noviembre de 2012

Radiaciones

Cuando el espacio, sin perfil, resume con una nube su vasta indecisión a la deriva...
¿Dónde la orilla?

Jorge Guillén


Una soleada mañana de 1939, el diplomático inglés Harold Nicolson anotó perplejo en su diario: “Cuando bajaba caminando al lago para bañarme, apenas podía creerme la sincera indiferencia de los cisnes hacia la segunda guerra mundial”. El fragmento me ha recordado este viaje hasta los confines del universo conocido que reprodujeron en el American Museum of Natural History. Cuando lo vi hace algún tiempo, debí de guardarlo en el doble fondo de la memoria. Y ahora ha regresado su imagen, invariablemente asociada a una palabra y a una sensación.

23 de septiembre de 2012

La fotografía


La vi por primera vez hace algunos años en una exposición sobre las formas de habitar el mundo, y ya entonces me llamó la atención. Compré el catálogo para no olvidarla, y en varias ocasiones he tratado de dar con ella, hasta lograrlo unas semanas atrás. La fotografía es de Michael Wolf, y forma parte de una serie acerca de los subterráneos moradores de la estación tokiota de Shinjuku.

13 de junio de 2012

La negra sombra del espacio: Piranesi 2

Si en las «antigüedades» observamos la preponderancia del tiempo, en las «cárceles imaginarias» cobra protagonismo el espacio. ¿Qué se encierra en ellas? Sorprende en esos grabados la diferencia que guardan con las prisiones de entonces, más aún con las que poco después describirá Bentham en el Panóptico. Porque los malhechores son lo más insignificante en esas composiciones, que en verdad albergan la ansiedad y las dudas de la modernidad y sus fantasmas, el miedo a la libertad en un espacio sin pretiles, el sublime horror delicioso que produce la infinitud.