Refugiados albaneses en Brindisi, Italia, 1991. © Associated Press. |
No hace mucho tiempo, este mar nuestro fue descrito como el mar del olivo, como un mundo de corazón monocromo donde una luz exacta enciende las olas y las orillas. Frente al Atlántico, que de un polo al otro refleja los tonos de todas las temperaturas de la tierra, el Mediterráneo posee un clima sereno que asemeja los paisajes y acerca a sus gentes. Hoy, sin embargo, ese mar que ha alumbrado tantas y tantas civilizaciones es el espectador silencioso de un melancólico bucle de tragedias.